Ve haciendo la maleta porque el verano aún puede dar mucho de sí. Si todavía no te has ido de vacaciones y estás pensando en aprovechar esos días para hacer algo diferente, aquí tienes una propuesta vacacional de lo más original. Dos destinos que se salen de lo común y que, precisamente por estar fuera de las listas de los más populares, te resultarán sorprendentes. En este artículo viajamos a Georgia y Armenia. ¿Estás preparado?
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Descubre los secretos del Cáucaso
Noraluz, Tumanian, Uplistsikhe… Son nombres de los que probablemente nunca hayas oído hablar. Pero te aseguramos que después de esta aventura, los tendrás siempre en la memoria. Georgia y Armenia son dos de esos destinos alternativos del Este europeo que todo viajero debería visitar en alguna ocasión.
El legado artístico y arquitectónico de estos dos países únicamente es superado por su belleza natural. Extensas llanuras, fértiles valles, lagos, bosques y montañas conforman este puzle de colores cambiantes al sur del Cáucaso. Una oportunidad excepcional para expandir tus rutas en territorio desconocido.
Visitas indispensables en esta región caucásica
¿Te gustan el turismo de naturaleza, los deportes de aventuras y los destinos poco masificados? Entonces tienes que visitar Armenia y Georgia. Estos dos países en la intersección entre Asia y Europa son una atractiva combinación de idiomas, culturas y paisajes capaces de trasladar al viajero a otro mundo y a otra época.
Y es que en esta región del planeta el tiempo parece haberse detenido en los innumerables monasterios que pueblan sus valles y montañas, en las pequeñas poblaciones de carácter marcadamente rural y en las capitales en las que todavía se aprecia la herencia soviética. En definitiva, lugares con un encanto especial, perfectos para la práctica del turismo activo, los deportes al aire libre y una vacaciones diferentes.
¿Qué ver en Armenia?
Armenia es un país con un interesante patrimonio histórico, social y cultural. En un viaje a esta desconocida perla caucásica no puede faltar la visita a Ereván, su capital, cuya actividad gira en torno a la plaza de la República y la avenida Mashtots. En los alrededores se encuentra la localidad de Garni, parada indispensable en el trayecto hacia el Monasterio de Geghard, escavado en la piedra entre los siglos IV y XIII y considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y por supuesto, el mar interior de Armenia, el lago Sevan, circundado por dos milenios de historia que han adoptado la forma de piedras con cruces en el emblemático cementerio de Noraluz.
Camino del sur se encuentra el Monte Ararat y las grandes llanuras de los alrededores, otros de los referentes del país y un destino excelente para los amantes del enoturismo. Desde aquí parten numerosas rutas que conducen a otros puntos de interés como Noravank, cuyo monasterio medieval se encuentra emplazado en la garganta de un abrupto cañón, el complejo monástico de Tatev, al que se puede acceder desde un teleférico de casi 6 km de longitud y la hermosa garganta del río Vorotan.
Las rutas comerciales que atraviesan el país desde el siglo I también han dejado a su paso una estela de paisajes y localidades merecedores de una visita. Es el caso de las poblaciones por las que en su momento transcurría la Ruta de la Seda y que han dejado lugares tan interesantes como la posada de Selim Caravanserai o las iglesias de Sevanavank. Pero si hablamos de arte e historia, los enclaves más importantes del país son los monasterios de Haghpat y Sanahin, en la región de Tumanian (declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) y los templos religiosos de Ejmiatsín donde, según la tradición, se conservan algunas partes del Arca de Noé.
¿Qué ver en Georgia?
Salvo las regiones de Abjasia y Osetia del sur, cuya visita está expresamente prohibida por las leyes nacionales, el resto del territorio georgiano es un sorprendente mapa de tesoros por descubrir. El recorrido por el país comienza habitualmente en su capital Tbilisi, situada a orillas del río Kurá. Una ciudad con un precioso casco histórico que merece la pena recorrer con calma antes de emprender el viaje hacia la esencia del país.
El germen de la actual Georgia se encuentra en Mtskheta, la capital del antiguo reino, donde sus hermosas construcciones de arquitectura medieval (Patrimonio de la Humanidad), reflejan el histórico esplendor de esta región del Cáucaso. También en Georgia hay un pintoresco ejemplo de ciudad excavada en la roca. Se trata de Uplistsikhe, construida entre el siglo II y el final de la Baja Edad Media, y en la que conviven ejemplos de arquitectura tradicional religiosa y pagana. Junto con Vardzia, ya en la frontera con Turquía, son los dos complejos rupestres de túneles y cuevas más famosos del país.
Para quienes disfrutan de senderismo y la alta montaña, es imprescindible visitar Kazbegi, un pico de más de 5.000 metros de altura rodeado de pintorescas aldeas, castillos y monasterios. Una verdadera fortaleza arquitectónica y natural perfecta para desconectar del ruido y las prisas.
Cuestiones prácticas para tu viaje por Georgia y Armenia
Los españoles no necesitan ningún visado especial para viajar a estos dos países. En el caso de Armenia, se permite la entrada sin visado siempre que no se pasen más de 180 días en el país a lo largo de un año. En el de Georgia, la estancia tampoco requiere de documentación especial siempre que no supere el año.
Tampoco es necesaria una vacunación específica ni existe ningún protocolo concreto en cuanto a higiene o alimentación, salvo emplear siempre el sentido común. Lo que sí se recomienda es contratar un seguro médico de viaje, sobre todo si los deportes (especialmente los de riesgo o los de aventura) forman parte de los planes vacacionales.
A pesar de que Armenia y Georgia son dos países poco conocidos en las rutas turísticas tradicionales, cuentan con todo lo indispensable para que los visitantes puedan disfrutar de una estancia con todas las comodidades. Es cierto que el auge del turismo en otros países como Grecia y Turquía los ha relegado a un segundo plano como destino vacacional. No obstante, se trata de dos propuestas con mucho potencial. Su oferta histórica, paisajística, cultural y gastronómica está a la altura de cualquiera de esos otros destinos más populares. Y además cuenta con un ingrediente muy particular, que es ese enriquecedor equilibrio entre culturas y continentes del que no pueden presumir muchos de los países más turísticos.
¿Te pica la curiosidad? Y eso que sólo te hemos contado algunos de los motivos por los que deberías visitar estos lugares. El resto, deberás descubrirlos por ti mismo. No dejes escapar esta oportunidad de abrir tu mente hacia nuevos destinos. ¡Aún queda mucho verano por delante!
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