No es porque sea la cuarta isla más grande del planeta ni porque sus imponentes baobabs se hayan convertido en todo un símbolo nacional. Si Madagascar puede presumir de ser un destino único en el mundo es por su innegable personalidad. Una isla naufragando en el océano Índico que a pesar de su cercanía a las costas africanas comparte muchos de los grandes atractivos del continente asiático.
Viajando por algunas de las reservas naturales más importantes del mundo
Si hubiera que señalar un único motivo por el que merece la pena incluir Madagascar en la lista de los viajes imprescindibles es por su patrimonio natural. La isla cuenta con 19 parques naturales, 5 reservas integrales y 21 reservas especiales. Alrededor de un 6% de la superficie del país está ocupada por áreas protegidas y más del 80% de las especies animales y vegetales que habitan la isla son especies endémicas. ¿Entiendes ahora por qué Madagascar es un destino tan carismático?
Aparte de experiencias obligatorias como la de recorrer los milenarios cañones de Isalo y darse un baño en sus piscinas naturales, o la de tratar de identificar a las 79 especies de lemúres que campan a sus anchas por las selvas malgaches, en Madagascar te esperan otras experiencias interesantes desde el punto de vista cultural. Las villas de pescadores que se van sucediendo a orillas del Canal de Pangalanes, la ciudad portuaria de Diego Suárez con sus llamativos edificios coloniales o los pequeños asentamientos rurales del interior, flanqueados por imponentes montañas de tupida vegetación.
Y si en tu recorrido sientes nostalgia por las grandes urbes, siempre tienes la opción de visitar ciudades como Antananarivo. Aquí las iglesias, los palacios y otros monumentos históricos parecen ponerle una pincelada occidental a este genuino rincón del Índico.
Mejor en compañía de auténticos expertos en el terreno
Que Madagascar es una isla repleta de encantos es algo que nadie pone en duda. Que acceder a sus rincones más representativos es mucho mejor en compañía de un guía, tampoco. ¿Necesitas para ello un viaje organizado y con los itinerarios más tradicionales? Todo depende de lo que busques, pero en Kareba te animamos a probar una forma de viajar muy diferente a todo lo que conoces.
Hemos combinado lo mejor de los viajes programados con las ventajas de los viajes por libre. Así, el recorrido por Madagascar que te proponemos es el equilibrio perfecto entre comodidad y aventura. Piérdele el miedo a los viajes organizados porque si te unes a nuestros recorridos por el mundo te llevarás una impresión muy diferente a la del clásico paquete vacacional.
¿Qué hace de nuestros viajes a Madagascar una propuesta tan original? Que nunca nos quedamos en la superficie. Sería una pena desaprovechar una oportunidad como ésta y regresar a casa con la sensación de que no has tenido tiempo de conocer la verdadera identidad de la isla.
Pocas experiencias resultan tan sobrecogedoras como la de visitar la reserva de Voi Mna durante la noche o salir a la búsqueda de los lémures más grandes de Madagascar en la Reserva Especial de Analamazaotra. La variedad de parques nacionales que salpican el país y la diversidad de especies endémicas que habitan en ellas convierten a este destino en un escenario perfecto para quienes buscan un destino único en el mundo.
No nos olvidamos de los aspectos etnográficos que aportan singularidad a este viaje. Indagando en los orígenes afroasiáticos de la isla tendremos la oportunidad de conocer los talleres artesanales de papel y seda de Antemoro, las singulares tiendas de arte de Zafimaniry o las pintorescas comunidades de los Bara, los nómadas de los cebúes.
Pon rumbo a las seductoras aguas del Índico y adéntrate en los encantos de una isla singular. La selva malgache puede resultar imponente al principio, pero viajar con el asesoramiento de alguien que conoce bien el terreno hace que este viaje sea accesible para todo tipo de públicos. Al final de la aventura tendrás tiempo de relajarte a tu aire en las paradisíacas playas de Ifaty, el broche de oro para un viaje repleto de contrastes.
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