Día 1.Salida en vuelo internacional-Colombo

Salida en vuelo internacional des de ciudad de origen. Noche a bordo.

Día 2. Llegada a Colombo (D/A)

¡Ayubowan! Bienvenido a Sri Lanka. Nada más aterrizar, alguien de nuestro equipo te estará esperando para darte la primera sonrisa del viaje y acompañarte hasta tu hotel. El early check-in está incluido, así que podrás descansar o desayunar con calma antes de empezar a descubrir el país.

Después pondrás rumbo a Colombo. Colombo es el corazón comercial del país, una ciudad que late al ritmo del océano Índico y de su mezcla de culturas. Entre avenidas modernas, viejos edificios coloniales y ruinas con historia, la vida aquí nunca se detiene. Su puerto natural y su ubicación estratégica la convirtieron hace más de dos mil años en punto de encuentro de comerciantes de todo el mundo.

Durante la visita recorrerás los lugares más emblemáticos: el Fuerte, el barrio de Petah, los Jardines de Cinnamon, el parque Galle Face y el parque Viharamahadevi. Una primera toma de contacto con esa energía caótica y fascinante que define a Sri Lanka.

Día 3. Colombo-Galle (D/A/C)

Galle conserva ese aire de puerto antiguo donde el tiempo parece avanzar más despacio. En el siglo XVIII vivió su máximo esplendor, antes de que los británicos impulsaran el desarrollo de Colombo. Su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988, guarda siglos de historia entre murallas, callejones adoquinados y fachadas coloniales que miran al mar. Se dice que aquí se encontraba el puerto de la legendaria Tharsis, a donde el rey Salomón enviaba barcos en busca de marfil y pavos reales, tal como relata la Biblia. Hoy, caminar por su muralla —desde el bastión de Utrecht hasta el bastión de la Bandera de Roca— es una forma de sentir la esencia de la ciudad: el viento salado, el rumor de las olas y la huella viva de las civilizaciones que pasaron por sus costas.

Día 4. Galle-Weligama-Yala (D/A/C)

En la costa sur te espera una de las imágenes más icónicas de Sri Lanka: los pescadores sobre zancos, suspendidos sobre el mar con una paciencia infinita. Desde su frágil equilibrio, hunden los pies en el agua mientras las olas acarician la arena dorada. Es una escena que parece detenida en el tiempo, un ritual que resiste al paso de los años bajo un sol implacable.

Después continuarás hacia Yala  haciendo una parada para almorzar en un restaurante local. Por la tarde, te adentrarás en el Parque Nacional de Yala.Con más de 1.200 km² de extensión, Yala es el corazón salvaje de la isla. Entre pastizales, matorrales y dunas, este parque alberga la mayor densidad de leopardos del mundo, además de elefantes, osos perezosos, chacales, ciervos y una enorme variedad de aves. Pero Yala no es solo fauna: también es tierra de antiguas civilizaciones que florecieron bajo el reinado de los antiguos monarcas cingaleses. A medida que el jeep avanza por los caminos de tierra, sentirás cómo el rugido del motor se mezcla con los sonidos de la selva. Cada curva guarda una sorpresa, cada mirada al horizonte puede revelar la silueta de un leopardo o una bandada de aves sobrevolando el atardecer tropical.

Día 5. Yala – Buduruwagala – Ella – Nuwara Eliya (D/A/C)

Después del desayuno, el viaje continúa hacia Ella, con una parada en el Templo de Buduruwagala, uno de los tesoros más singulares del interior de la isla. El paisaje cambia poco a poco: de las playas doradas del sur a las colinas cubiertas de vegetación. En medio de este entorno, el templo de Buduruwagala se alza sobre una gran pared de roca con siete figuras talladas del siglo X, pertenecientes a la escuela budista Mahayana. La imagen central, un majestuoso Buda de más de 15 metros de altura, parece observar el paso del tiempo desde hace siglos. Después de la visita, continuarás el camino hacia Ella. En este pequeño pueblo de montaña te esperan algunos de los paisajes más bellos del país: la caminata al Little Adam’s Peak, con vistas de valles, plantaciones de té y cascadas; la subida a Ella Rock, más exigente, pero con panorámicas que recompensan cada paso; y las cataratas Ravana Ella, una de las más anchas de Sri Lanka, que esconde la mítica Cueva de Ravana, donde, según la leyenda, fue retenida la princesa Seetha.

Y como broche, el Puente de los Nueve Arcos, una joya de la ingeniería colonial construida sin una sola pieza de hierro, uniendo las montañas con elegantes arcos de piedra que parecen flotar sobre la selva.

Día 6. Nuwara Eliya-Parque Nacional de Horton plains (D/A/C)

Después del desayuno, temprano por la mañana saldrás hacia el Parque Nacional de Horton Plains, el personal del hotel te preparará un desayuno para llevar.

Ubicado entre las montañas centrales de Sri Lanka, este parque protegido es un lugar único, un paisaje que parece sacado de otro mundo. A más de 2.000 metros de altitud, las Llanuras de Horton combinan praderas altas, bosques cubiertos de niebla, cascadas y lagos ocultos entre la vegetación. Se dice que recuerda a las Tierras Altas de Escocia, aunque aquí el aire huele a té y la luz tiene una calma tropical. Durante el recorrido (2 a 3 horas de caminata) podrás acercarte a los nacimientos de los tres grandes ríos del país —el Mahaweli, el Kelani y el Walawe— y seguir senderos que llevan a los picos Kirigalpotta (2.395 m) y Totapola (2.359 m). Pero el punto más esperado es el famoso “Fin del Mundo”, un acantilado de casi 900 metros que se abre ante ti con una vista vertiginosa del valle, especialmente mágica cuando la niebla comienza a disiparse. Un lugar que mezcla belleza y silencio, y que deja claro por qué Sri Lanka es también una isla de montañas y misterio.

Día 7. Nuwara eliya-Kandy (D/A/C)

Hoy te espera uno de los trayectos más bellos del viaje: el tren panorámico de Nuwara Eliya (Nanu Oya) a Kandy.
Subirás al tren y comenzarás un recorrido que serpentea entre montañas cubiertas de niebla, plantaciones de té infinitas y pequeñas aldeas donde el tiempo parece detenido. Es un viaje lento y encantador, en el que cada curva regala una postal distinta. Los trenes panorámicos de Sri Lanka ofrecen una experiencia local auténtica. Los billetes se confirman cerca de la fecha de salida y, aunque se priorizan los asientos preferidos, la disponibilidad puede variar. Es parte del encanto: un viaje compartido con los locales, con ventanas abiertas para dejar entrar el aire fresco y las vistas verdes que lo llenan todo. Al llegar a Kandy, tu guía y chófer te estarán esperando en la estación para acompañarte al hotel.
Almuerzo en un restaurante local.

Por la tarde visitarás el Templo del Diente de Buda (Sri Dalada Maligawa), uno de los lugares más sagrados del budismo. Este santuario, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, guarda una reliquia que se cree pertenece al propio Buda. En su interior, las paredes cubiertas de frescos, los tallados en madera y los detalles dorados transmiten la profunda espiritualidad de la ciudad. Para cerrar el día, recorrerás Kandy en tuk-tuk, el transporte más típico de Sri Lanka, dando una vuelta alrededor del lago central mientras la ciudad se prepara para la noche entre incienso, luces y rezos.

Día 8. Kandy-Dambulla-Minneriya-Dambulla (D/A/C)

Por la mañana saldrás por carretera hacia Dambulla (traslado aproximado: 2 horas y 30 minutos) para visitar su famoso Templo de las Cuevas, también conocido como el Templo de Oro. Este conjunto de cuevas talladas en la roca es el más grande y mejor conservado de Sri Lanka, y su interior parece un santuario fuera del tiempo. En sus cinco grutas encontrarás más de 150 estatuas de Buda, que representan distintos momentos de su vida, rodeadas de murales y pinturas que cubren más de 2.000 m² de superficie. Fundado en el siglo I a.C. por el rey Walagambahu, este templo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.

Después, harás el check-in en tu hotel en Habarana, y por la tarde te adentrarás en la naturaleza más salvaje del país con un safari en el Parque Nacional de Minneriya. Durante el recorrido, tendrás la oportunidad de observar de cerca a las manadas de elefantes, que se reúnen en las orillas del lago para beber y bañarse al atardecer. Pero Minneriya es mucho más que elefantes: también alberga leopardos, ciervos, búfalos de agua, flamencos, más de 160 especies de aves y una flora exuberante donde destacan el bambú y la palmera de Ceilán. Convertido en santuario de vida salvaje en 1938, este parque es hoy uno de los lugares más emblemáticos de Sri Lanka para disfrutar de la naturaleza en estado puro, donde cada sonido de la selva recuerda que estás en el corazón del país.

Día 9. Dambulla-Sigiriya-Polonnaruwa-Dambulla (D/A/C)

Muy temprano, antes de que el sol empiece a calentar, disfrutarás una taza de té o café y te prepararás para ascender a la Roca de Sigiriya. Esta impresionante fortaleza, también conocida como la Roca del León, se alza más de 200 metros sobre la llanura. Según la leyenda, un príncipe parricida la convirtió en su refugio tras reclamar el trono, levantando aquí su palacio y una ciudadela inexpugnable. Hoy, Sigiriya es uno de los lugares más emblemáticos del país y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Al ascender, recorrerás los restos de jardines, fosos y murallas que rodean la base, y en el interior descubrirás las célebres pinturas de las “Doncellas Celestiales”, mujeres flotando entre flores y colores en una pared que ha resistido más de mil años. Desde la cima, la vista del entorno es una de las más sobrecogedoras de Sri Lanka. Al finalizar, regresarás al hotel para desayunar tranquilamente.

Por la tarde, visitarás Polonnaruwa, otra joya declarada Patrimonio Mundial. Fue capital del reino entre los siglos XI y XIII y conserva templos, palacios y esculturas que revelan la grandeza de aquella época. Entre los lugares más destacados se encuentran los Budhas de Gal Vihara, cuatro imágenes talladas directamente en la roca: dos Budas sentados en meditación, uno de pie con los brazos cruzados y otro reclinado en el nirvana, considerado una de las esculturas más perfectas del país. También conocerás el Templo de Siva Devalaya, de raíces hindúes, y el Vatadage, una elegante estructura circular que protegía antiguamente una reliquia sagrada. Un día lleno de historia, belleza y leyendas que muestran el alma antigua de Sri Lanka.

Día 10. Habanara-Anuradhapura-Mihintale-Trincomalee (D/A/C)

Hoy el viaje te lleva hacia el corazón espiritual del país: Anuradhapura, la antigua capital y uno de los lugares más sagrados de Sri Lanka. Entre los siglos V a.C. y X d.C., fue el epicentro del poder político y religioso, y hoy conserva el aura de una civilización que floreció hace más de dos mil años. Sus grandes tesoros son las dagobas, enormes estructuras hemisféricas construidas con ladrillos que simbolizan la presencia de Buda. Destacan la Ruvanveliseya, del siglo II a.C., con sus 300 pies de diámetro; la imponente Jetawanarama, que alcanza los 370 pies y fue una de las mayores construcciones del mundo antiguo; y la Thuparama Dagoba, donde se guarda una reliquia muy especial: la clavícula del propio Buda. En el centro espiritual de la ciudad se alza también el árbol sagrado de Bo, descendiente directo del árbol bajo el cual Buda alcanzó la iluminación. Plantado hace más de 2.200 años, es considerado el árbol históricamente documentado más antiguo del mundo y un símbolo de fe y continuidad. No es casualidad que Anuradhapura esté reconocida como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Después visitarás Mihintale, conocida como la cuna del budismo en Sri Lanka. Su gran roca es uno de los lugares más venerados del país, y la subida hasta la cima es una experiencia en sí misma: una escalinata rodeada de árboles frangipani en flor, donde cada paso huele a historia y devoción. Desde arriba, la vista se abre sobre un mosaico de arrozales verdes y cielo azul, recordando el equilibrio perfecto entre espiritualidad y naturaleza que define a esta tierra.

Día 11. Día libre en Trincomalee (D/C)

Hoy tendrás el día libre para disfrutar a tu ritmo de Trincomalee, una de las joyas costeras más bonitas de Sri Lanka. Puedes pasear por la ciudad y dejarte llevar por su ambiente marinero, visitar sus templos con vistas al mar o simplemente relajarte en las playas de arena blanca donde el Índico se vuelve turquesa.

Si te apetece algo diferente, puedes embarcarte en un crucero al atardecer, navegando por la costa mientras el sol tiñe el cielo de tonos dorados y el mar refleja la calma del final del día. Una experiencia perfecta para despedir el viaje con la brisa en la cara y el sonido suave de las olas como fondo.

El resto del tiempo, tú decides: snorkel, un paseo tranquilo o un buen té frente al mar. Trincomalee invita a no hacer nada… y disfrutar de todo.

Día 12. Trincomalee-Negombo (D/A/C)

Después del desayuno, emprenderás el camino de regreso hacia Negombo. El recorrido atraviesa de nuevo los paisajes cambiantes de Sri Lanka, desde las palmeras del litoral hasta los campos y pueblos del interior. Durante el trayecto harás una pausa para almorzar en un restaurante local, ideal para saborear los últimos platos de la gastronomía cingalesa. A tu llegada a Negombo, tendrás tiempo para descansar o dar un paseo por la playa, donde los pescadores recogen sus redes y el mar se funde con el atardecer

Día 13. Negombo-Aeropuerto-Ciudad de origen (D)

Después del desayuno en el hotel y a la hora indicada, traslado al aeropuerto de Colombo.

Es momento de despedirse de Sri Lanka, una isla que deja huellas en la memoria: sus sonrisas, sus paisajes y su serenidad acompañarán tu regreso

*Comidas: D=Desayuno; A=Almuerzo; C=Cena